viernes, 31 de marzo de 2017

Solo el inicio...

Luego de mi separación de la institución en la que estaba laborando, surgió una pregunta de lo mas común ¿y ahora que?

Ahora sé que luego de casi 7 años, estar ahí se había convertido en mi zona de comfort de la cual, al paso que iba no pensaba abandonar y de que de haber seguido quizá hubiese sido un gran error.
¿Por qué? Porque no había linea de carrera para mi, tenia un techo y muchas limitaciones que evitaba que pudiera aprovechar mis habilidades. Asimismo, estaba bien pero realmente ya no estaba contenta, estaba estancada.

Yo soy de esas personas que considera que las cosas suceden por alguna razón y que sin importar que en un inicio no lo entiendas, conforme van pasando los días, vas comprendiendo y se va esclareciendo el porque de ello.

Cuando comencé a quedarme en casa pensé que me seria difícil aceptar esa situación. En realidad, mi esposo se encargo de hacerlo fácil, puesto que no me pidió nada y me dijo que lo viera con unas vacaciones, que luego ya veremos como todo acontecía con el paso de los días. Previamente, ya le había comentado que si no llegaba la renovación de mi contrato yo no planeaba hacer algo propio y esperaba su apoyo, a lo cual sin dudarlo me dijo: Te apoyo!, eso quieres...eso será!!

Todo eso como sin darme cuenta tuvo un efecto tranquilizador en mi. Note que deje contagiar mi stress del trabajo a mi esposo, empezamos hablar más de nosotros, de como nos sentíamos respecto a los meses de casados, a dormir mas tarde por compartir más tiempo juntos y a despertar más tarde también al mismo ritmo de mi esposo, quien se mostraba feliz porque cuando yo trabajaba las mañanas eran de correteo y desesperación para no llegar tarde. Empece a prestarle más atención a nuestra vida de casados y a decir verdad a disfrutarla más. Empece a tener más tiempo con mi esposo en los desayunos y cenas, permitiéndonos ser conscientes de lo afortunados que somos de estar juntos, lo bendecidos que somos día a día, de disfrutar del gran amor que tenemos que florece y se fortalece a nuestro propio paso. 

A la par sucedía otro proceso. Empece a desintoxicarme del estrés que arrastraba del viejo trabajo para recargarme de nuevos bríos y a hacer cosas, como por instinto, que al inicio parecían irrelevantes pero con el pasar de los días he notado que fueron importantes.
Deje de mirar el reloj constantemente y empece a estar más aquí y en el ahora, a disfrutar de mis actividades sin importar cuanto tome. 
Deje de maquillarme y empece a verme más al espejo. Yo, sonriente y feliz...
Comencé a verme más claramente, obviando las etiquetas del trabajo, estudios y temas pendientes. YO, tal cual.
Sé que soy bella pero realmente al mirarme al espejo en ese momento no me veía bella y no me reconocía pese a verme feliz.
Había que hacer cambios para encontrar el equilibrio, mi amor y mi paz.
Debía comenzar sabiendo que yo no era la misma y tenia que hacer que eso se viera externamente, porque los cambios internos también deben reflejarse en nuestro exterior.
Y supe que tenia que hacerme cargo de mi misma, porque eso hay que hacer cuanto te toca verte y sentirte feliz.

Para apoyar este proceso, se me ocurrió que el mayor acto de confianza en mi y en mis decisiones era cortarme el cabello yo misma, guiada por un tutorial de Youtube!!!!
Así que decidí confiar ciegamente en mi en mi misma y puse en mis manos unas tijeras, frente a mis ojos el tutorial que mas me convenció y me dije frente al espejo: Confió en ti, vamos hacerloo!!!
y es asi como una tarde de febrero, en mi habitación matrimonial frente a mi espejo me corte mi cabello. Un cambio radical y diferente! el cual complemente con un tratamiento de laciado y todo en casa.

¿Orgullosa? Mucho, me había puesto en mis manos y lo había logrado. Sabia que la reinvención se habia iniciado y esta acción me dio más poder sobre mi misma y mi destino. No había cambiado mi esencia, seguía siendo esa mujer independiente llena de confianza y amor por si misma.
Yo, a minutos de terminar mi nuevo look

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